Un
tercio era una unidad militar del
Ejército español durante la época de la
Casa de Austria. Los tercios fueron famosos por su resistencia en el
campo de batalla, formando la élite de las unidades militares disponibles para los
reyes de España de la época. Los tercios fueron la pieza esencial de la hegemonía terrestre, y en ocasiones también marítima del
Imperio español.
El tercio es considerado el renacimiento de la infantería en el campo
de batalla y es muy comparado con las legiones romanas o las falanges de
hoplitas macedónicas.
Los Tercios españoles fueron el primer ejército moderno europeo,
entendiendo como tal un ejército formado por voluntarios profesionales,
en lugar de las levas para una campaña y la contratación de mercenarios
usadas típicamente en otros países europeos. El cuidado que se ponía en
mantener en las unidades un alto número de "viejos soldados" (veteranos)
y su formación profesional, junto a la particular personalidad que le
imprimieron los orgullosos hidalgos de la baja nobleza que los
nutrieron, es la base de que fueran la mejor infantería durante siglo y
medio. Además, fueron los primeros en mezclar de forma eficiente las
picas y las
armas de fuego.
A partir de
1920 también reciben ese nombre las formaciones de tamaño
regimental de la
Legión Española,
unidad profesional creada para combatir en las guerras coloniales del
norte de África, y que se inspiraba en las gestas militares de los
tercios históricos. La Legión Española también guarda ciertos parecidos
con la
Legión Extranjera del ejército francés.
Pendón de los Reyes Católicos
Comandantes notables:
Gran Capitán
Juan de Austria
Manuel Filiberto
Duque de Alba
Alejandro Farnesio
Juan del Águila
Ambrosio Spínola
Cardenal-Infante
Álvaro de Sande
Gran Capitan
Aunque fueron oficialmente creados por
Carlos I de España (los denominados
Tercios Viejos) tras la reforma del
ejército de octubre de
1534 y la ordenanza de
Génova de
1536, donde se emplea por primera vez la palabra tercio, como guarnición de las posesiones españolas en
Italia y para operaciones expedicionarias en el
Mediterráneo, sus orígenes se remontan probablemente a las tropas de
Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, organizadas en
coronelías que agrupaban a las capitanías. Con estas tropas españolas asentadas en Italia,
Carlos I en sus ordenanzas de
1534 y
1536 organizaba su ejército en tres tercios: uno en el reino de
Sicilia, otro en el ducado de
Milán (o reino de
Lombardía) y otro en el reino de
Nápoles. En realidad, se comenzaron a gestar en la península. Durante el reinado de los
Reyes Católicos y a consecuencia de la guerra de
Granada, se adoptó el modelo de los
piqueros suizos, poco después se repartían las tropas en tres clases: piqueros, escudados (espadachines) y
ballesteros
mezclados con las primeras armas de fuego portátiles (espingarderos y
escopeteros). No tardaron mucho en desaparecer los escudados y pasar los
hombres con armas de fuego de ser un complemento de las ballestas a
sustituirlas por completo. Las victorias españolas en Italia frente a
los poderosos ejércitos franceses tuvieron lugar cuando todavía no se
había completado el proceso. Los tres primeros tercios, creados a partir
de las tropas estacionadas en
Italia, fueron el
Tercio Viejo de Sicilia, el
Tercio Viejo de Nápoles y el
Tercio Viejo de Lombardía. Poco después se crearon el
Tercio Viejo de Cerdeña y el
Tercio de Galeras (que fue la primera unidad de
infantería de marina de la Historia). Todos los Tercios posteriores se conocerían como
Tercios nuevos. A diferencia del sistema de levas o mercenarios, reclutados para una guerra en concreto, típica de la
Edad Media,
los Tercios se formaron de soldados profesionales y voluntarios que
estaban en filas de forma permanente, aunque en un principio cada
localidad debía prestar uno de cada doce hombres para los servicios del
rey si este los necesitaba para la guerra, sin embargo, nunca faltaron
voluntarios.
El Tercio en un principio no era pues, propiamente hablando, una
unidad de combate, sino de carácter administrativo, un estado mayor que
tenía bajo su mando una serie de compañías que se hallaban de guarnición
dispersas por diversas plazas de Italia. Este carácter peculiar se
mantuvo cuando se movilizaron para combatir en Flandes. El mando del
tercio y el de las compañías era directamente otorgado por el rey, por
lo que las compañías se podían agregar o desvincular del mando del
tercio según conviniera. De este modo, el Tercio mantuvo su carácter de
unidad administrativa, más parecida a una brigada del siglo XVIII que a
un regimiento de la época, hasta mediados del siglo XVII, cuando los
tercios empezaron a ser levantados por nobles a su costa, quienes
nombraban a los capitanes y eran efectivos propietarios de las unidades,
como sucedía en el resto de los ejércitos europeos.
Estaban inspirados en la
Legión romana, por lo que algunos historiadores creen que pudieron ser bautizados así debido a la
tercia, la legión romana que operaba en
Hispania.
Eran unidades regulares siempre en pie de guerra, aunque no existiera
amenaza inminente. Otros se crearían más tarde en campañas concretas, y
se identificaban por el nombre de su
maestre de campo
o por el escenario de su actuación. El origen del término «tercio»
resulta dudoso. Algunos piensan que fue porque, en su origen, cada
tercio representaba una tercera parte de los efectivos totales
destinados en
Italia.
Otros sostienen a que se debían incluir a tres tipos de combatientes
(piqueros, arcabuceros y mosqueteros) de acuerdo con una ordenanza para
“gente de guerra” de 1497 donde se cambia la formación de la infantería
en tres partes
- «Repartiéronse los peones (la infantería) en tres partes. El uno,
tercio con lanzas, como los alemanes las traían, que llamaron picas; y
el otro tenía nombre de escudados (gente de espadas); y el otro, de
ballesteros y espingarderos (ballesteros y espingarderos serían sustituidos posteriormente por los arcabuceros)»..
También hay quienes consideran que el nombre proviene de los tres mil
hombres, divididos en doce compañías, que constituían su primitiva
dotación. Esta última explicación parece la más acertada, ya que es la
que recoge el maestre de campo
Sancho de Londoño en un informe dirigido al
duque de Alba a principios del siglo XVI:
- «Los tercios, aunque fueron instituidos a imitación de las legiones
(romanas), en pocas cosas se pueden comparar a ellas, que el número es
la mitad, y aunque antiguamente eran tres mil soldados, por lo cual se
llamaban tercios y no legiones, ya se dice así aunque no tengan más de
mil hombres».
Entonces, el nombre de Tercio puede venir del hecho de que los
primeros tercios italianos estuvieran compuestos por 3000 hombres. Lo
más probable es que se refiriese simplemente a una parte de las tropas,
como en los abordajes, donde se dividían los hombres en tres «tercios» o
«trozos».
Batalla de Pavía
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