Durante 1337 y 1453 se produjo un enfrentamiento sin igual entre Inglaterra y Francia conocido como la Guerra de los 100 Años.
Tras una larga discusión sin resultado, la guerra exploto en territorio frances.
Inglaterra, equipada con sus eficaces arqueros galeses cuyos arcos largos habían sido fabricados con una clase de madera que no abundaba en Francia, y dirigidos por Eduardo, el principe de Gales, conocido como el Principe Negro, logro rapidamente obtener las victorias de Crecy (1346), Potiers (1356) y Agincourt (1415).
Aunque la balanza se inclinaba a favor de los ingleses, es entonces cuando aparece Juana de Arco, quien consigio dar la vuelta a la historia.
Guiada por unas extrañas voces, Juana se presenta en Chinon ante Carlos VII (el Delfín) y le dice que expulsaría a los ingleses de Francia. Tan convencida la sintió que Carlos la pone al mando de un ejercito y tras la conquista de Orleans, la batalla de Patay y otras muchas batallas, alcanza la victoria, pero tras ser arrestada por los borgoñones, aliados de Inglaterra y tras ser vendida a la inglesia inglesa es condenada de herejí y por tanto condenada a morir en la hoguera.
Finalmente, Inglaterra, tras crudas batallas y sin apoyo ya de Borgoña se obligada a ceder a los franceses Normandía, Aquitania y todas las propiedades inglesas en Francia excepto el puerto de Calais, la guerra a terminado y ha sido vencida por los ingleses.
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